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ANA, necesidad dramática

Idiosincrasia. Ana tiene que salvar de la extinción a una especie rara: un vampiro. Es una necesidad creada por sus ideas progresistas. El ecologismo y el conservacionismo frente a la incultura y brutalidad de los cazadores, de los explotadores.

Instinto maternal de protección. El vampiro es un ser desamparado y Ana asume su protección. Al igual que la loba amamantó a Rómulo y Remo, Ana siente la necesidad de amamantar (simbólicamente) al lobo perdido y protegerlo ante sus asesinos.

El amor. Ana se ha enamorado pasionalmente del vampiro. Esta es otra necesidad que Ana tenía. En plena crisis de los 30, cuando echaba de menos no haber vivido algún amor de verdad, profundo, se encuentra con un ser que encaja con sus gustos más íntimos, estéticos, ideológicos, que llena otras necesidades como la maternal y de protección, en definitiva los elementos que generan los amores pasionales en la juventud.

Deseos ocultos. El vampiro encarna algunos símbolos y creencias ocultas. Es el demonio a quién adoran las brujas. Representa una aristocracia europea, romántica y gótica, culta, elegante. Ana observa una superioridad intelectual y moral manifiesta en relación con la gente que la rodea. Nace en ella un sentimiento atávico de crueldad y desprecio hacia los inferiores, los zafios, tanto así que la conduce al asesinato.

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