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FARKAS, ¿de dónde viene?

Farkas Bartók nace en Hungría a finales del siglo XVII en el seno de una familia noble y rica.

El padre comerciaba con mercancías procedentes del medio y lejano oriente. La madre muere muy joven, la fuerte estética gótica que rodeó el entierro quedó grabada en su imaginativa mente infantil.

Tras la muerte de su madre, su padre se sumerge en las ciencias ocultas adquiriendo conocimientos de sus contactos con anticuarios orientales, sin embargo no tiene éxito por falta de talento. Desesperado se da cuenta de que su hijo tiene dotes artísticas y decide introducirle en el conocimiento hermético.

Estos estudios eran profundos, misteriosos y fantásticos, encajaban a la perfección con el carácter de Farkas. Con el tiempo consiguió conjurar a importantes entidades del submundo.

En una noche de Valpurgis experimentó con el hechizo de la inmortalidad, el más complejo. Aquella noche, en la aldea protegida por su castillo, se oyeron centellas y se vieron extraños prodigios. A partir de entonces corrieron rumores por los pueblos aledaños y se creó una superstición sobre el Strigoi, hijo del amor y la brujería. Farkas se había convertido en un vampiro por méritos propios.

Pasó el tiempo y llegó la revolución soviética, confiscaron todo su patrimonio e inundaron Europa de un frío pensamiento laico, comenzó a menguar su poder y vitalidad, necesitaba la fe antigua, la superstición. Decidió emigrar.

Primero emigró a Alemania. La llegada de los nazis y su misticismo nórdico le dio una cierta tregua, pero rápidamente los norteamericanos comenzaron a invadirlo todo. La ciencia, las luces, los pueblos comenzaron a ser abandonados, ya no quedaba nadie con creencias ancestrales.

En Francia descubrió una tenue corriente de misticismo, se trataba del Camino de Santiago, por el que los últimos creyentes cristianos de toda Europa peregrinaban hacia un lugar sagrado situado en España. Viajar por aquel camino le procuraría encuentros con verdaderos creyentes y alegres noches en oscuros albergues donde le podría echar el diente a algún peregrino.

Así fue como llegó a Burgos. De pronto se encontró con una ciudad que parecía haberse congelado en el tiempo. Con un aspecto medieval como pocas de su época, gótica, oscura. Una provincia con una gran cantidad de pueblos todavía habitados y con gentes campesinas y muy creyentes. Además el clima y el paisaje se asemejaban a su tierra natal, parecía perfecto. Decidió quedarse allí y se estableció en el cementerio.

Historia extendida de Farkas


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